La magia del ajo en el acuario
El ajo no sólo se conforma con ser un condimento de excelente calidad para nuestros platos preferidos. Además es considerado un verdadero caza-enfermedades que podemos utilizar en nuestros acuarios.
A lo largo de nuestra trayectoria en el acuarismo hemos leído muchos artículos sobre enfermedades relacionadas con el agua y los peces. Muchas recomiendan soluciones un tanto difíciles para el acuarista principiante. Poniendo incluso en riesgo la fauna y microfauna del acuario. En esta entrada, ahondaremos en cómo utilizar correctamente el ajo, expondremos algunas de sus propiedades y hablaremos sobre la teoría que sustenta sus «mágicas» propiedades curativas.
El principal secreto de esta maravilla (allium sativum) es el alto contenido de alicina. Un componente que genera efectos similares a la penicilina, pero de mucha menor potencia. Para que consigamos los efectos de antiparasitario, antifúngico, antibacteriano e incluso antiviral, debe mezclarse la aliína con alinasa.
Cómo utilizar el ajo en el acuario
Tal como mencionamos en el párrafo anterior, los efectos se generan al existir la mezcla de la alinasa con la aliína. Esto lo conseguimos moliendo o cortando los dientes de ajo. En la naturaleza, el ajo utiliza este mecanismo como una defensa natural contra la pudrición de sus estructuras dañadas.
La proporción a utilizar suele ser algo polémica y variable, algunos recomiendan 1 diente de ajo por cada 100 litros de agua. Sin embargo, la experiencia demuestra que la proporción ideal es de 2 dientes cada 100 litros.
Para sacar el máximo provecho de este «superalimento», debemos molerlo lo máximo posible junto con un poco de agua. De este modo, sacaremos un extracto que podremos verter directamente al acuario. Igualmente se generará una pulpa de ajo molido, que podemos utilizar para alargar el efecto del ajo en el acuario colocándola en el filtro.
Algunas características especiales del ajo
Me gustaría destacar dos características muy interesantes de este condimento:
En primer lugar, su alta capacidad de penetración en los tejidos. Esto lo hace especialmente recomendable para problemas con la dermis de nuestros peces. Como el punto blanco, podredumbre de aletas e incluso hongos. También debemos tener en consideración que las bacterias del género nitrobacter y afines no se ven afectadas en absoluto. No así como con el infame verde de malaquita que genera una destrucción de alta escala en la micro-fauna de nuestro acuario.
A parte de esto, tenemos que considerar, además, el alto contenido de fosfatos que posee. Por lo que, su utilización desmedida puede desembocar en una explosión de algas verdes, generado por la desestabilización de los parámetros del agua.